31 de agosto de 2008

El otro lado de la cama


Noches ahogadas en un vaso vacío.
Mares de nadas
sobre almohadas mojadas
de lamentos y suspiros.

Yo me doy la vuelta,
para dejar de ver el reloj de mi insomnio.
Y es entonces cuando me doy cuenta
de que te tengo a mi lado, silenciosamente dormida.

Tu rostro tan puro como siempre.
Tus labios de porcelana.
De seda el marco que recubre tu mirada.
Mis ojos rojos. Mi corazón abatido.

Yo tan vacío, tan solitario me sentía,
que deambulaba por la vida
sin rumbo fijo, con la mente perdida.
Y veía pasar los días
sin latidos, ni caricias.
Con los sentimientos más allá
del lado de la cama
del que nunca te habías movido.

...

Entre el aire se mezclan los sentidos.
Algo falla cuando las sábanas se vuelven frías.