habitan muchos de nuestros pensamientos,
deseos y ambiciones.
Son tierras vírgenes y ricas,
pero vacías de esperanza,
de optimismo, de sensaciones.
Son planes no cumplidos.
Sentimientos no contados.
Anhelos no intentados. No vividos. Olvidados.
Objetivos muertos antes de marcados.
Amores desconocidos.
Fracasos de sentidos dormidos. Apagados.
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Batallas perdidas
con monedas de dos caras.
Luchas sin tregua
con el rostro tapado
y el escudo como arma.