Salen de mí ganas de sentir de nuevo.
Y son tus besos los que calman mis ansias,
cuando tu boca se encuentra con la mía.
Besos de esos que te dejan sin aliento,
y apagan los lamentos que su ausencia me provocan.
Ya no se si eres sueño, un espejismo,
o es verdad que te vivo y te tengo aquí delante.
Con tu cuerpo perdiéndose en el mío
partiendo de mi vientre, recorriendo mi cintura.
Y yo, como marioneta de trapo viejo,
me dejo llevar por tus tiernas manos de niño grande.
Las caricias que me das esconden tus secretos,
y los susurros al oído me los cuentan con detalle,
(dejándome que forme también parte de ellos).
*****
Un alma perdida se encontró por el camino
con otro ser que necesitaba que alguien le rescatase.
Pero si hay algo que seguro he aprendido,
es que no se salva a quien no quiere desatarse,
ni se cura a quien nunca estuvo herido.