31 de agosto de 2008

El otro lado de la cama


Noches ahogadas en un vaso vacío.
Mares de nadas
sobre almohadas mojadas
de lamentos y suspiros.

Yo me doy la vuelta,
para dejar de ver el reloj de mi insomnio.
Y es entonces cuando me doy cuenta
de que te tengo a mi lado, silenciosamente dormida.

Tu rostro tan puro como siempre.
Tus labios de porcelana.
De seda el marco que recubre tu mirada.
Mis ojos rojos. Mi corazón abatido.

Yo tan vacío, tan solitario me sentía,
que deambulaba por la vida
sin rumbo fijo, con la mente perdida.
Y veía pasar los días
sin latidos, ni caricias.
Con los sentimientos más allá
del lado de la cama
del que nunca te habías movido.

...

Entre el aire se mezclan los sentidos.
Algo falla cuando las sábanas se vuelven frías.

19 de agosto de 2008

...y me quedo sin palabras...

A veces los sentimientos
nos sobrepasan tanto
que hacen que,
aunque pueda resultar incoherente,
dejemos de sentir.

Son como vasos llenos,
que gota a gota,
se acaban desbordando
y terminan quedando vacíos.

No es fácil descubrir
qué es lo que realmente uno quiere
cuando no se encuentran razones,
sensaciones,
ni motivos aparentes
para sentir nada.


Cuesta conseguir entonces
que los pensamientos se aclaren
para darle soluciones
a los problemas del alma.




Y yo siento no sentir.

Pero es que a veces creo preferir
morir de sabio que morir de amor.

7 de agosto de 2008

Un día, guiados por estrellas, seguro que nos encontraremos de nuevo


Son tantas las rosas
que una y otra vez
depositaría bajo tu almohada.

Aún marchitas, son hermosas.
Siente su olor acaramelado
sobre tus labios, bajo tu pelo.

Deslizando sus pétalos por tu cara.
Van cayendo, uno a uno, sobre tu ombligo.
Tu piel se vuelve suave como ellas,
y se acentúa el color rosado de tus mejillas.

Pero como toda historia de amor, acabó, no pudo ser.
Yo me enamoré, y tú no lo soportaste.
Tú te enamoraste, y yo ya no te quise.
Ahora tu sangre bañaba tus sábanas.

Si hubieses sabido que yo las dejé ahí por eso,
con la intención de que sus espinas
rozaran tu preciosa cara.
Quizás no me hubieses querido tanto.

Pero ni yo mismo lo sabía.
Descubrí ser un traidor demasiado tarde.
No hubo perdones válidos sin rencores eternos.
No existieron sonrisas bajo tantas miradas perdidas.

Sólo tú y yo sabíamos la verdad.
Y tú ya no estabas.
Y yo moría de amor.

2 de agosto de 2008

Pétalos marchitos y luces de luna cándida



Pájaros sin alas.
Candados sin llave.
Flores arrancadas.
Vidas perdidas.

Corazones sin dueño.
Aves pasajeras.
Nidos vacíos.
Sentimientos regalados al primer postor.

Cadenas rotas.
Navíos en alta mar.
Trenes en marcha.
Pasiones desatadas
y deseos cumplidos.

...

Relámpagos enfurecidos.
Tormentas eléctricas.
Estrellas fugaces.
Rosas con espinas.

****

Velas sin llama.

Todavía humeantes
y con la cera aún caliente.