19 de agosto de 2008

...y me quedo sin palabras...

A veces los sentimientos
nos sobrepasan tanto
que hacen que,
aunque pueda resultar incoherente,
dejemos de sentir.

Son como vasos llenos,
que gota a gota,
se acaban desbordando
y terminan quedando vacíos.

No es fácil descubrir
qué es lo que realmente uno quiere
cuando no se encuentran razones,
sensaciones,
ni motivos aparentes
para sentir nada.


Cuesta conseguir entonces
que los pensamientos se aclaren
para darle soluciones
a los problemas del alma.




Y yo siento no sentir.

Pero es que a veces creo preferir
morir de sabio que morir de amor.