19 de diciembre de 2009

¿Sientes el sabor afrutado que se queda en el fondo del paladar?


Es curiosa la vida.
Cómo llega un momento
en el que crees que has llegado al punto
de la estabilidad tan perseguida.


Has encontrado el equilibrio perfecto
entre lo que te conviene
y lo que siempre quisiste tener...

...aunque la verdad es que no has conseguido
ni lo uno ni lo otro,

pero al menos ni te arriesgas demasiado,
ni lo pasas tan mal
...
a la vez que ya ni te emocionas,
ni te ilusionas...
ni nada
de nada.


Vale que el aburrimiento
empieza a hacer mella.

Que las novedades no se viven
con tanta intensidad.

Y que la costumbre se apodera de tu ser
con una fuerza tan grande que hasta provoca
que te sientas culpable

si respiras un segundo
fuera de esa burbuja que te has creado tú mismo.

...

Curioso es también el día
en el que llega alguien a quien no te esperabas.

Una sonrisa, una mirada, un tonteo prohibido.

Y te ves ante una realidad que también deseas
pero que choca con tu monotonía latente actual.

Pero resulta que la tontería sentida
ya se ha apoderado de tu cuerpo.
Las cosquillitas, los nervios...
Y, seamos sinceros...
no le pones mucho impedimento
al sentimiento

que ese nuevo ser más puro, más alegre, más bonito
te genera.

Ahora bien.
Las mariposas vuelan.
Y tan fácil como llegan,
siguen con su camino.

...
A no ser que le mandes señales
de que quieres que se quede,
que comparta contigo esa nueva sensación catada.

...
Si es que la vida es tan curiosa como casual,
y está en cada uno el saber darse cuenta
de que hay oportunidades que si no se cuidan,
se pierden.

(Pero...
quizás
estéis
buscando,
sintiendo,
deseando
lo mismo)

Las mariposas no entienden de edad,
ni de pasados,
ni de ideologías,
ni de apasionamientos.
Ellas se dejan llevar por lo que sienten sus alas.

Y sus alas la han llevado hasta ti.

[¿Sigues pensando todavía
que tu vida ya estaba resuelta?]