8 de diciembre de 2006

Que tuya sea la Luz que te ilumine


La oscuridad nubla el pensamiento del hada taciturna
que busca a su amado bajo la luz de la luna.
Ni la niebla ni el frío consiguen que su espíritu decaiga,
aunque su mirada se pierda bajo tanta penumbra.

Vaga su cuerpo entre los árboles del bosque.
El negro cobra vida,
no dejándo paso ni a cantos ni a voces.
Más el alma de este hada desprende tanto fuego
que ilumina con su fuerza
hasta la más sombría de las noches.