Labios que calman el alma.
Manos que denotan ternura,
acariciando la herida sangrada.
Miradas que desvelan
lo que el corazón siente
y la mente a veces calla.
Sellada queda la noche.
La tristeza se va con la almohada.
Y las lágrimas de mis ojos se mezclan
con las primeras gotas de rocío del alba.