10 de abril de 2008

El laberinto del corazón perdido


Porque comencé mi búsqueda entre la multitud,
entre sapos y ranas,
flores silvestres,
lagos, charcos y ríos.

Busqué entre príncipes azules,
hadas misteriosas,
caballeros medievales,
centauros y unicornios.

No paré. Yo siempre seguí buscando.

Hasta que llegó el día.
Y encontré el cristal,
que se convirtió en espejo,
cuando quise ver en él reflejada mi alma.

Y por fin, ahí estaba.
Al final, me descubrí a mí.

Y me di cuenta de que yo era
lo que tanto estaba anhelando encontrar.

...y fue entonces,
sólo entonces,
cuando pude dormir tranquila.